los enlaces de sonido
son siempre traicioneros
como el amor y el cortesano
así que tienen que clicar
no en la flecha
sino en el título
para que suene
y eso
les dirige
al enlace
Στεφανηφορου μετα ηρος
En el seno de un libro, el seno protegido por una camisa de páginas y por un silencio propio a las letras, no habría lugar de poder consumar una audición otra que la que uno se hace al leer, pero la propia, no la del autor. Y bien, aunque nunca se oirá al Tristán primitivo o al Quevedo si no lo invocamos con nuestra propia voz, la mía se puede oir en este billete gracias al enlace con una grabación en la que, dentro del divagar de amor cortés, de catástrofe barroca y demás, me he permitido traducir sobre la marcha al francés una traducción que, a su vez, hace Quevedo de poesía griega. Pienso que eso enriquece el complejo dispositivo de un libro dentro de un blog, en el que, como en un museo, las imágenes se pueden casi siempre ver más de cerca si uno siente el impulso, y pueden tener lugar recitales y conciertos.
De momento, sea suficiente esfuerzo de mi parte exponerles estos vociferios que han traído locos a mis vecinos y decirles que con lo de la poesía casi no fumo, me olvido de comer y hace mucho que no me afeito, sin haberme siquiera contemplado la barba en un espejo.
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