samedi 15 mars 2008

deux dessins/ dos dibujos


El destape IV (espagnol)

UNIVERSIDAD

Espacio privilegiado para el diálogo, donde se sumerge el neófito en la inconsciencia de desconocer su estatuto. Espacio aligerado en un saber que soporta el signo, sólo lo hacen denso el vapor de los gimnasios masculinos y femeninos, un humo de cantina que desemboca en el hall y los lugares donde se dictan las clases.

Universidad

En la noche

De la roca

Y el mar

Las aulas magnas a media luz como en los cines. Los dormitorios mixtos con la pared acristalada a un lúgubre jardín. El conserje me indica que debo despertar al arzobispo, y de las clases asoman adolescentes agresivos que se ríen de mi pinta. Las alumnas pasan por el pasillo haciendo movimientos sexy con toallas. Hay más pasillos. Llevo varias horas perdido. Incluso varios días. Hay callejones interiores. El escritor William Borroughs aparece frente a mí como era al principio de los años setenta, con un cigarrillo en la boca. Es un empleado de la curia. Me entrega un paquete con mi nombre mecanografiado. Salgo a una pista de baloncesto que está en un acantilado sobre el mar. Escalando la roca llego a una estatua de Angélica encadenada. Luego entro en una gruta donde se venden dulces de Navidad. Vuelvo a la universidad. Paso al lado de una serie de gimnasios donde los adolescentes gritan consignas políticas de derecha. Unas chicas en shorts me amenazan con desnudarme a la fuerza. Yo encuentro una minúscula cocina y me preparo una infusión que tomo con dos o tres galletas. Abro el periódico. Sólo se habla en él de submarinismo y de pulpos. Hay un momento vertiginoso de ensimismamiento en el que observo entre mis manos, sobre el periódico abierto, mi propia mierda.

París 8 de febrero de 2006

A mis pies, surgiendo del légamo, un pulpo remolineaba sus tentáculos, creciendo vertiginosamente hasta ensombrecer la tímida aurora de hasta ahora.

Yo temía que los tentáculos no tanto me aplastasen, pues parecían entregados a un pavoneo sin peso ni reposo, cuanto cediesen a su sarmentoso serpenteo y se enrollasen conmigo y pudieran estrangularme obedeciendo a la pulposa volición del monstruo. Mis labios parpadeaban mantras y padrenuestros, sin tendencia particular a una religión concreta, estaba totalmente perdido. La lección que venía a mi socorro era un seminario del Collège de France en el que la profesora María Gorea habló de copas babilónicas y laminillas. Estas eran de cuatro tipos. Las de escritura judeoaramea en caracteres hebraicos, correspondientes a prácticas mandeas. Las de escritura siriaca, con referencias y evocaciones vagamente cristianas. Las escritas en cursiva pamiriana o escritura maniquea, próxima al siriaco. Y creo haber comprendido un cuarto grupo en griego. Las copas estaban escritas en espiral, de forma que el líquido fuese « leyendo » el encantamiento, de estructuras insistentes y paronomásicas. Que se trataba de atrapar como en una trampa los espíritus en el espacio de la palabra escrita, como también en las copas doradas del orfismo, se realizaba o se veía en el embrujamiento de Dios o del demonio. Me resultaba interesante que lo que debía ser inscrito como donante era el matronímico y no el nombre común del beneficiario. En mi caso debía ser un potente operador, teniendo en cuenta la muerte violenta de mi abuelo materno.

Por la fuerza de su desencantamiento la voz de la profesora, bien que no dirigida a mí, parecía dirigirse al demonio tentacular que ocupaba mi campo de visión o mi horizonte. Enunciado el exorcismo como acta de repudio o divorcio respecto al demonio entendido como trasunto de Lilith, en la magia judía, quedaba una cuestión que fue sometida por un asistente. El problema del mal entre politeísmo y monoteísmo. Mi prontamente admirada profesora respondió con candor y un poco de vaguedad que los dioses del politeísmo, como fuerzas naturales de un mundo complejo y polisémico, se habían visto forzados por los monoteísmos en el molde de lo demoniaco. No obstante, quedaba un fondo de finura en su distinción de los dioses del politeísmo como démones buenos, dañinos o neutros. Frente al pulpo, consideré que el servicio a la idea de bien, o por el contrario el abandono al automatismo y al servicio de lo perverso eran lo que situaba en una estirpe angélica o satánica a todo ser sobrenatural, y que ello era parte de su historia, o del contrato al que se prestaba. Consideré que mi pulpo, entregado a la vanidad y a la amenaza, estaba por debajo de mi entrega a la idea de bien, y de alguna manera el animal pareció disolverse, anonadarse en su musculatura hasta hacerse absorber por el barro.

La universidad como una serie de pequeños castillos apilados, en el centro de los cuales se encuentra una plaza de toros que la eterna tormenta ha cubierto de lodo. Entre las nubes se desliza el oro de un momento de sol. Estoy desnudo en el centro de la plaza. El público son apenas cuatro gatos, fumadores de pipa que desayunan apenas ahora. El toro se aproxima para cumplir el destino del círculo sagrado. Lo recibo con un capote no rojo, sino azul claro, de raso. Tiene bordados los lirios de la corona del rey de Francia y lleva una orla de armiño que arrastro por el suelo encharcado. Más tarde acudo en solitarias estancias a un examen de matemática especulativa. Busco los lavabos y encuentro lugares en los que los hombres se acarician bajo el agua tibia. Después se me hace descender por un tobogán suspendido desde alturas que lleva años descender. En mi camino encuentro niños y niñas que serán adultos algún día, en el mundo debajo del tobogán. Al pie del tobogán una mujer de unos treinta años, en malla negra, me propone que follemos y en el suelo de mármol me tiendo sobre su cuerpo vestido, en un acoplamiento desprovisto de vanidad y de voluptuosidad común.

El destape III (espagnol)

Capítulo central

EL MANICOMIO

Salvador Dalí decía que estuvo en una exposición de Mondrian y que las puertas estaban mejor pintadas que los cuadros expuestos. A eso se parece el éxtasis en el manicomio. En un platillo de la psique está ese repintado casi perfecto en tonos pastel propio a los hospitales intemporales. Y excavando más profundo en la memoria está el cieno que depositamos en el otro platillo, un micromundo en el que se discierne algo así como el grabado de una cárcel de Piranesi.

En los estados internupciales de Manuel se encuentra la gran ausencia en el centro del cosmos. Lo que para otros es el final o remate de la vida es el lugar de muda, de cambio de piel.

Y a propósito de piel, el cambio pasa físicamente en ella. Se nos desnuda, para inspeccionarnos, para imposibilitar la fuga se nos viste de pijamas o de camisas de fuerza. Por la piel pasa la contrastada ducha en el hidrófobo, la orina con que se regalan los amantes del manicomio, sean o no del mismo sexo. Decorado para la piel humana, las paredes y los raquíticos parterres del manicomio, o sus capillas, donde la piel interior o cerebro es atacada por la espada de Dios. Debiera dar un significado religioso a esta topografía, definitorio para todas las demás, pensándola como un conjunto de capillas, asociadas a los sacramentos de la locura. El aislamiento con su célula, la ducha donde no existe diferencia, como en la muerte, el comedor con su imperativo de TRAGAR, los dormitorios que se hayan como intermedios entre todos los estupores, como en un no lugar, ya que los enfermeros y enfermeras, la limpiadora, entran sin llamar a cualquier hora, la capilla también inicial del interrogatorio o confesión, y la más inicial de la primera inyección, o bautismo de los locos. En un ámbito aparte la capilla más esencial, la del excremento, que a veces debe ser extraído a mano, y que define un tiempo que se eterniza, un instante de insight en el narcisismo atenuado de este monasterio.

Y puesto que no podemos poseer nada en su interior, debemos quizás concluir que se nos ha declarado a nuestras espaldas un cierto voto de pobreza, por un tiempo angustiosamente elástico.

El destape II (espagnol)

Femme-nénuphar

LA COMUNA

Espacio de discusión,

Me dirijo a ustedes, o a vosotros, si preferís, con ganas de cambiar. He estado siempre en el mismo plan, con lo que yo llamo “una primacía del ego”. Ahora hay algo que no funciona, y está empezando a gustarme. El otro lunes tomé yohimbina, no para follar con ella, sino que salí a por pan al mercado antiguo. Me quedé extasiado en la pescadería. Luego tuve la sensación de que la ciudad estaba toda sonriente. En el espacio del mercado me sentía como si hubiese entrado en una cama redonda. Y pensé en vosotros.

CONSTRUCCIÓN

DE LA

COMUNA

En qué extremo del universo la avispa o el mono alfarero se pusieron a parodiar el vientre, cantando onomatopeyas, probablemente, mientras se entregaban a la primera edificación. Estaban en el encantamiento y el rencor de los mal-nacidos, insecto castrado por Natura la una, animal perverso el otro. La búsqueda de un mundo mejor, la edificación de la Jerusalem Celeste, ocupaban a Jane y Manuel con sus exaltaciones artísticas, sus cálculos sociales y su ebriedad apocalíptica.

Acarreando materiales de construcción Manuel tenía en la conciencia los Manolitos como él, pintados mitad femeninos, mitad masculinos en el infierno de lo escrito, por las sátiras españolas de Quevedo, Diego Torres y Cadalso (en Los eruditos a la violeta). Gorrones hasta en la muerte, enterrados de prestado, existencias provisionales y precarias. Su edificación era chabola.

CHABOLA

Lo era por todas las costuras. Si él quisiese hacerla sólido campamento veterotestamentario, Jerusalem, si él quisiese ver la luz y la trascendencia del bosque o de América salvaje en sus cuatro palos, en su suelo de tierra, en la locura de su nidificación, sus pulgas, su lecho de incesantes coitos, el vómito lejano de las fábricas, el paso rasante de los aviones de guerra, la incomprensión de la agricultura, entonces todo desaparecería, salvo los fantasmas.

Comenzó a edificar, entonces, por la intelección de los fantasmas.

El hedor del silencio, mientras un obrero orina sobre el violín, en el suelo, esperando salvarse así. Un vuelo en avioneta para reconocer los parajes. Un vuelo aún a ala batiente, o a nado en el cielo soñado. Palacios egipcios o burgueses en la ruina de unas enormes plantas secas. Todo fundamento es oracular, huellas o insignias del azar, que nos proyectan como cisnes en la inconmensurabilidad de nuestras distintas lagunas. Construir en el agua o el aire, construcción arraigada en el espectro.

Y hay que referirse ineluctablemente al grupo. A la tribu o la manada, a la horda de guerreros y amazonas. Estamos ocupando una parcela del mundo, hemos desposeído quizás a los genios del lugar, a la llorona muerte que todo lo quería ocupar, a la seca verdad apenas vestida de serpiente, apenas viva en su sedienta desesperación. Hemos venido a abolir las seguridades, los límites del pacífico idiotismo, y rencoroso. Vamos a entregarnos a la descripción de la ascensión del Manolito. Primeramente el abandono de la primera novia, asociada a lugares como la Universidad, que será ulteriormente tratada, como el Jardín Botánico. Ese jardín donde las esculturas tienen más movimiento que los propios novios antes, y después, de un tímido coito.

Segundamente la novia alcohólica, asociada a primeros titubeos profesionales en los que Manolito convoca a toda la cúpula cultural para finalmente ausentarse. Había habido un malentendido con las horas. Instado por su novia abandonó su propia inauguración para discutir interminablemente, en un bar que nunca volverá, después de cruzar media ciudad buscando a un amigo de ella.

Terceramente el momento presente en que Manolito escribe la presente (quinta novia, ya que me salto la tercera y la cuarta).

Cuartamente, dando un salto anacrónico, Manolito es lo que pudo ser su padre, sin haber llegado a serlo, un poeta. Y aquí ocurre el lugar y la topología fundadora. Habida cuenta de que la habitación del poeta es el cosmos o cielo, todo cabe dentro. La vemos iluminada por un halógeno débil o por tulipas insuficientes en muros quemados. El cosmos que ha ya ardido en las pasiones de la pretérita cristiandad. Es un hotel particular, una nave decimonónica, acomodada con esporádicos vestigios de electricidad doméstica. El Manolito que no tiene dónde caerse al envejecer, el personaje odiado por los escritores, el barbilindo, es en el estadio futuro, pero durante los años setenta de su padre, en tanto poeta, el personaje más inactivo y apático de la comuna. Puesto que el lugar en nuestro programa es el de la comuna. Él redacta un manifiesto donde muchachos y muchachas se disfrazan y entorno se monta el desmadre. Se escucha música, se fuma de todo, se hacen todos los experimentos, y el ya escéptico Manolito recorta perfiles en cartulina y los pega con frases sobre papel de seda o sobre las espaldas de las muchachas de pelo rizado. Sólo le falta asumir la mancha de Sócrates y escandalizar desde una castidad cómplice de todo lo juvenil.

En las antípodas del refreno y del doblez del profesor profesional, que es capón. Manolito es simplemente inocente, y el desenfreno lo salpica sin que él haga diferencia entre follar o escribir, entre permitir y ser visto como corruptor de las costumbres. Esa era la consumación esperada por la cúpula sin cópula, por los andrócratas y las ginecócratas.

Nacimiento de Dioniso

La dieta consiste en tomates, queso y fruta. Louise aconseja por carta a la más lúcida de la tribu. Compensar el exceso de yin en el yang con resquicios de requesón. Celebrar la pasta en su pesto con efusiones de cocacola.

La patata en el turquesa del último insomnio como aliada de la cebolla. Hacerla blanca por adición de leche. Hablar a la lengua y su memoria por la cosquilla del cilantro.

Con doble brío preparan arroz con coco. El titoté, que podríamos llamar el león verde o hiperión de esta gesta, exige la primera agua, la segunda es para cocer. Sobre todo no mezclar la carne del coco con el plato, el plato no debe ser mixto sino una especie florida y prístina de esos cereales.

cada remolino

es el imposible

del águila molecular

El budismo zen y la santería nos aglutinaban en torno a dietas aún más metafísicas. La inquietante abundancia de nuez moscada, las salsas sin ligar, un tanto crudas. Una repetición de la trucha y del salazón de maruca con avellanas. Cosas que hay que comer con cosas. Esto acompañado de esto otro. Camembert y Burdeos. Rioja y ensalada.

Las cosas últimas

Las dudas se suceden en mi mente calenturienta. Difuso pensador, no proceso el fértil instinto. Cuando Rufina y Maria José se desnudan, ante el recién llegado Ariel, yo esbozo un aplauso histérico y me abismo en mi parálisis. Digo que estoy muy apalancado, que empiecen sin mí. Y miro la manera en que ellas echan mano al pantalón de Ariel, lo retiran con crepitaciones de masacre de atunes, lo pliegan como las sábanas alargadas de un serpentino matrimonio y toman la banana rosada entre los labios. Muy sonriente, como en un anuncio de queso Ariel empuja sus dos cabezas hacia su cuerpo emperifollado de lobo.

El espacio de moqueta azul azafata y cojines que parecen camisa de mujik. El espacio que ellas llenan de sus piernas abiertas y su falta de naturalidad, tan lógica. El espacio que la luz del sol llena de esas piras de aire incandescente que emergen de los maternales sillones. El espacio que incluye la negrura de las cabezas, de las bandejas donde el líquido azabache humea en las tazas. El ébano líquido y una jarrita para la líquida nube.

Las dudas toman la forma de ojiva gótica, la mística impaciencia, el gótico es suicida y despectivo. Con el mantra digestivo de un amén. La vida me ha traído a una orgía y colmado mis peticiones disparatadas. Ahora corresponde hacer las cuatro o cinco tonterías que mi fantasía dibujaba en la noche solitaria. Poner una mano en la grupa de Rufina y la otra en el pubis de Maria José. Comprobarlo sedoso y cálido. Comprobar de alguna manera, en ausencia de pelo, sedosa y cálida toda su piel. Mojada ya por la blanca baba de Ariel su grupa sosa y excitada. Dragontina su respiración contenida cuando Ariel la toma, y ella me topa con la frente, esperando que yo tome su rostro y busto, quizás, o tan sólo que sea testigo de su rubor y su respiración dragontina.

Otra mujer espera semidesnuda, tomando una tila. Es delgada y su actividad teórica se descarga sobre una ojival paloma de papel, en nombre de la paz. Sus dedos la posan aquí y allá sobre la mesa de cristal ahumado. Sus pies parecen desligarse de todo calzado, dejando los zapatos colgados del pulgar. Mezcla de sirena y gacela azul. O bien una mujer migratoria, sostenida por la espiga de una de sus antenas. El lujo de cerámica que tienen las tejas blancas desde la terraza. Los libros de cartón que parecen de un rubio gigante. La paloma de papel es la creación en cuanto prototipo blanco de la luz del cielo. Su geometría espejeante, su plegarse, es el estarse tranquilo de la mente del seno materno que todo lo acoge. Cuando Sandrina llega, verificado el concierto, la flaca la recibe y ambas, la gorda y la flaca, parecen dos especies de cobra y culebra, o dos ramas gangéticas, en simétrico y doloroso pasatiempo.

Sólo porque hemos llegado a ellas ocurren las cosas.

samedi 8 mars 2008

"Trafic" à Paris

Je m'empresse de noter ici la bonne impression que m'a laissé ce qu'expose Monsieur Marchais dans le nouvel espace de sa galerie à Paris, 13 cité de l'ameublement, dans le onzième. Il est une des rares personnes qui ont fait ce qu'on appelle une "visite d'atelier" chez moi, et ce soir il s'en souvenait bien. Pour ma part, impression générale très bonne (cela se passe rarement). Le parti-pris pour la peinture et dessin (avec quelques oeuvres photographiques de bon niveau qui seraient des oeuvres de peintre de par leur regard sur la nudité et les particularités de l'âge, comme aurait pu faire Otto Dix devenu photographe). Mise à part Pencreac'h que j'apprécie sans conditions et qui rarement déçoit, avec quelque chose qui ne peut se résumer dans mon commentaire passé dans lequel je parlais de néo-pompier, mais qui va plus loin, j'ai retenu principalement un nom: Cristine Guinamand.
Outre qu'elle traite de sujets qui me sont proches depuis des années, tels des pisseuses et du religieux, il y a la finesse et bon goût de son dessin (sans exclure un penchant d'expressionisme contenu dans certaines finitions).
Notable aussi Moo Chew Wong avec ses situations urbaines peintes avec des touches vigoureuses de couleur, et quelles couleurs... On sent la vigueur du romantisme chinois et son ample casuistique du génie et de la touche de pinceau, sans que cela soit fade où ne nous touche pas puisqu'on entrevoit la banlieue qui brûle et tant de choses...

dimanche 2 mars 2008

pompier, raté et aboutissement quietiste

si je veux faire quelque chose
il faut que je fasse quelque chose
je peux pas faire n'importe quoi


Il serait cet épigramme la trace d'une nervosité préalable à la peinture et simultané à une suite de peintures. Nous sommes dans la peur et la certitude glissante du raté. Combien de leçons ne nous donnent ces tableaux séculaires qui font mal à l'oeil... Des peintres napolitains me viennent à la mémoire. Dont l'oeuvre raté, répété, finissait par aboutir sur le champ de bataille des couleurs.

si quiero hacer algo
tengo que hacer algo
y no cualquier cosa

Sería éste el epigrama de la huella de un nerviosismo previo a la pintura y simultáneo a una serie de pinturas. Estamos en el miedo y la certidumbre resbaladiza del cuadro fracasado. Cuántas lecciones no nos dan esos cuadros seculares que hacen daño al ojo... Algunos pintores napolitanos me vienen a la memoria. Cuya obra fallida, repetida, acababa por cumplirse sobre el campo de batalla de los colores.

El destape I (espagnol)

Dientes apretados en la llovizna, pasos felinos de semidrogada. Filósofos de esquina. Palabras de Borges en letras de oro. Qué absurdo es el lenguaje de los pájaros. Jane es pálida y fibrosa. Manuel escribe mal desde que la conoce. Espejos convexos. Otros escriben por negocio, él lo hace para alimentar su corazón. Hacer sangre. Los duendes del Japón medieval se alimentaban de excrementos y semillas viriles. El lugar es amplísimo y alicatado. Su extensión equivale a la de varias grandes superficies puestas una al lado de otra, de forma que uno tiene la sensación de que han puesto espejos multiplicatorios de probador. Y sin embargo allí la luz es un simulacro aberrante de intimidad. Los hombres y mujeres desnudos que pasean a la luz de las tulipas, en estos infinitos lavabos desprovistos de lógica, han entrado pensando que iban a figurar en una película. Se les avisó que sólo era porno blando. Estaban dispuestos a desnudarse un poco. Ahora pasean a la espera de algo, sin instrucciones, alimentándose del guacamole de las fontanas marmóreas, observando con apatía y sin hablar la desnudez del sexo opuesto.

Su finalidad no es escribir, sino acondicionar una vida, acondicionar pintura, el museo para vivir, llegar a ese extremo de artisticidad que es alojarse en un museo. Eso se puede hacer con la mágica mentira de la literatura, pero la literatura es sólo un estadio de la mentira mágica. Te propongo una exposición. Te propongo trabajar a cuatro manos en una novela escrita con el tarot. Hablar de las cosas que sabes. ¿Sabes lo que es una escaleta? Hagamos una sinopsis. Tengo una estructura de lugares, los capítulos como una topología. Y luego remitirnos a tu época. Los setenta y los ochenta. Los lugares los vamos a ver aquí en lista:

El prostíbulo.

La comuna.

La playa.

El manicomio.

El bar.

La universidad.

El museo.

Son siete lugares. Dos series de tres. Años setenta y años ochenta. Separados por un lugar intemporal, inagotable, imposible de extinguir pese a las buenas intenciones. El neófito quizá considere que solamente la comuna es el lugar indiscutible de los setenta y el bar el lugar típico de los ochenta. Emparejemos el pegaso del tiempo con la quimera de la memoria. Una universidad donde se enseña a hacer macramé. Un prostíbulo donde se dicta el último pensamiento. Un museo donde se puede amanecer.

Mito del lunes.




LUPANAR
BURDEL
Comienza el
PROSTIBULO
Mito
del lunes





ESPAÑOLADA

O
EL DESTAPE

por

MANUEL MONTERO













As de espadas

Las crisis de angustia aparecen en sus cómics expresadas por un tipo de dibujo siniestro. La revista es ilegal, no se paga colores. También quiere ser pintor. No sabe por qué se acuesta con Ester. No le interesa recargar más lo extraño de sus cómics con la figura de Ester. Es antipática, prefiere masturbarlo o incluso que él se masturbe. El nunca sabe calcular los metros y los kilómetros de la distancia, tampoco la altura o el peso. ¿Pesará Ester cien kilos? ¿O doscientos? La pintura de un Rubens superada por la enfermedad. Ester sigue leyendo los anuncios con tratamiento para la celulitis. Algunos buscan hacer el retrato de lo deforme. Lo tienen dentro. El ama la forma, prefiere retratar el aspecto siniestro de lo aparente, su faceta angustiosa y angustiosamente bella.

Manolo: Este coche de policía sigue el mismo camino que yo. ¿Se parará en el burdel? Mejor me doy media vuelta.
Vieja: Pasa para dentro, chico.

Manolo está muy solo. El sueño de la clase media está roto para él. Todavía no es desgraciado, puede pintar y puede enamorarse.

Vieja: ¡Qué puntual es nuestro chico! Lunes a primera hora de la mañana y aquí está. ¿Qué traes?
Manolo: He estado pintando. Los cuadros grandes me gustaría que los viese Lucía, porque sale ella.
Vieja: No puede ser. Ella está de viaje, ¿por qué no pasas con Ester?
Manolo: Ester también sale. En los pequeños. Aquí traigo unos cuantos.

A veces el prostíbulo tiene algo de iglesia, o algo de sacristía, por la solemnidad de las más viejas. Oyen misa por la radio. Pero Ester peca con la cocaína. Y Amalia, cuando no está la señora, se enrolla cigarrillos de hierba. Así está de relajada, y de cachonda. Hasta aquí han llegado los rumores de la muerte de Dios, o de nuevos dioses como ese Abraxas al que rinde culto el grupo de Roy Hart. Marisa. Las cauciones difíciles de entender de Marisa le han hecho imaginar que aquí podía encontrarla. Como en los chistes. De manera que cuando encuentra a Marisa que baja la angosta escalera se acuerda del tedio que le indujeron siempre los chistes entre hombres. Es desagradable que las cosas se vuelvan lógicas. Pero un cierto alivio le hace respirar hondo. El definitivo vínculo con el placer se ha establecido.

Marisa: No puedo estar más de una semana sola en que no remuevas cielo y tierra por pillarme.
Manolo: Mira, ya estoy más tranquilo, porque así conozco la razón de tus cauciones.
Ester: A este chico yo le estaba proponiendo un trío, a precio económico. Tú que eres pintor, y que nos has pintado a nosotras, ¿no querrías pintar a dos mujeres haciendo el amor? Tú te sientas en el taburete de los cambios, y dibujas. Apague usted la música, que el chaval está poniendo cara de romanticismo. Un artista como tú no puede estar tan inhibido. Yo me acuerdo del día que estuviste conmigo, cumpliste muy bien.

El trío se organiza de una forma distinta. El sofocante calor no tiene remedio. Manolo comprueba que las sábanas están cambiadas esta vez. Ester supera con creces cualquier imagen de la obesidad, su vulva también resulta grande, semiafeitada. Jane no se desnuda. Con la boina puesta y el escote un poco abierto se sienta en el taburete, Manolo quiere que mire. No paran de hablar los tres. Aunque va mal vestido, con el pelo un poco crecido, y deshecho, sus bolsillos están rellenos de dinero en billetes. No le importa desnudarse antes que Ester, porque ya lo ha visto Jane desnudo.

Jane: Yo de más joven, en Francia, tuve de marido a un chico español que quería opositar para Guardia Civil.
Manolo: Sigues siendo joven, con tus cuarenta y tantos.
Jane: Pero entonces yo era todavía más joven. Estaba a su lado por masoquismo, y decidí hacer algo que me liberase. Le corté su falo y me lo llevé en el bolso. Me parece que lo tiré a la basura, después de un tiempo, porque estaba lleno de chinches y termes y ya no servía para nada. Después de aquello todo fueron artistas, pero a todos habría debido hacerles lo mismo.
Ester: Pero admite que esta polla está muy bien.
Jane: Por eso no se lo corté. Cuando se cortan se estropean. Es mejor chupar la sangre, como los vampiros. Que los penes sigan duros, y apuntando al aire. Pero es necesario hacerse fuerte con el soplo vital arrebatado a los que denunciamos con nuestra ausencia.

Todo se hace con las manos, con sentido del ritmo. La mirada de Jane en el taburete contemplándolo todo parece facilitar el orgasmo, pero aún no es suficiente. Ester trata de hacer comprender a Manolo que con el cuerpo como lo tiene se reduce mucho la combinatoria. Manolo se dispone a penetrar a Ester. De rodillas en la cama frente al sexo de Ester siente que le acarician la espalda. En este lugar de las pantomimas y los fantaseos se pregunta si encontrará la Jane que no pudo gozar. Jane aventura una rodilla en el colchón.


Jane: Mira esta frase de Nietzsche: La fórmula de mi felicidad: un sí, un no, una línea recta, una meta... Mira si no seremos nietzscheanas las mujeres como yo. Y más tarde que la filosofía acude al olor de la carroña.
Manolo: A ver si me puedes dar un beso en la boca, que me quité el olor a celtas con licor del polo. Soy solidario. Tú eres nietzscheana y Marisa es kafkiana. Nietzsche murió enloquecido por la sífilis, a las miasmas de su agonía debieron acudir en plan fantasma Platón y Sócrates. Espíritus irónicos, modernos y con mala conciencia. Para él había sido un proyecto de vida alejarse de ellos. Quizá por no mancharse los filósofos no llegaron demasiado cerca del lecho. Quizás el cuerpo que retorna eternamente es incorruptible y por eso yo follo como si tuviera reservada la eternidad.
Las dos: Ya se ve.

A Jane la llaman desde el recibidor. De un brinco el pintor se pone a rebuscar en el pantalón y saca varios billetes.

La tentación de la simetría. Mi tía me propone trentañeras como yo. Llama mi atención sobre mi amiga francesa. Me sugiere que la invite a pasar unos días cuando tenga la casa de mi nuevo destino. Tú invítala. Quizá cuenta que le he dicho que es como ella, que a ella con treinta la recuerdo así. Contraindicaciones del psicoanálisis. Produce incontinencia urinaria, libertinaje, peligrosa alternancia entre lo profundo y lo superficial. La danesa me da dolor de cabeza, con su super-skunk, los sexos no coinciden. Habla demasiado sencillo. Prefiero la italiana o la francesa, que me miran.

De ti me interesa la ficción alucinada en tu obra lírica. Poesía y locura. Mundo femenino del cuerpo y la muerte. Allí hacen falta mil artificios para decir. Ningún recurso que no sea el dictado del lenguaje.

En el prostíbulo Manolo pretende pagar con lectura de tarot. Jane se presta. Ester exclama a media voz mostrando alarma: pero... eso es pecado. -¿No pagar?

La imagen de Jane es borrosa en el espejo. Los perfiles dejan su reflejo en su oscuridad. Una lamparilla disimula las manchas en la cama e ilumina los arcanos. He aquí al ahorcado de abigarrados colores. Su mirada. Las tetas de Jane.

Emborráchame de tus palabras. Ahora. Intelectuales. Pensamiento. Autismo...

Tú, Jane, sobre la cama del prostíbulo esparces oscuras fotografías de tu familia. Las has tomado con tu máquina alemana. Las has revelado en el cuarto oscuro. Has sido periodista, y también te gusta lo que las sombras oscuras hacen con la luz. La aventura es vital, la familia es como una condena a muerte. La atmósfera es pesada, en tus fotos. Hay más cajas de zapatos con fotos. Los personajes que tenemos. Una belleza. Otra belleza. Una tercera belleza y una cuarta belleza. Un árabe millonario de petrodólar. Un albañil que sabe tocar la quena. Un policía gris y un picoleto. Un intelectual. Tu madre en boatiné armada con un paraguas. Un burrito típico, un mono de Gibraltar y una cabra. Un cura. Una monja que se maquilla. Todos desembocan en el laberíntico prostíbulo. Hemos dicho que es luminoso. Paredes de cal viva. Cactus ciclópeos aquí y allá. Ristras de pimientos secos y de ajos. En los espejos austeros el vaho de algún vampiro.

La madre: Abriré yo este teatro advirtiendo que la patria nos mira, aunque con vuestras novedades parezca que se ha apagado su fuerza. La patria es como el diablo, que Dios me permita la comparación para daros miedo. Tenéis que respetar la moral católica. La patria con sus cuernos se esconde en vuestra psique para llevaros a la muerte. Yo soy así, ahora me quejo con impertinencia y estoy desconcertada, pero volveré a ser terrible, inmensamente sanguinaria. Me refocilaré en la sangre de tanto afrancesado.

Una belleza: He venido a España siguiendo la pista de José Cadalso.



MANUEL
MONTERO

El día de Marte,
con su noche.

Le chariot

En su celda, la monja se despierta. Abre la ventana, todavía está bastante oscuro. Hace fresco. Sus senos desnudos están erizados y más blancos. Se maquilla como las polacas de arte y ensayo. Sobre una bandeja conmemorativa. Con rimel. La luz es una falsa vela con bombilla picuda. Pronto la habrá apagado, porque fuera amanece. Un demonio de Fra Angelico asoma de detrás de las cortinas marrones.

La monja de vanguardia.

Pienso que Paca pinta coños con modelos contratadas o haciendo posar a sus amigas porque necesita compararlos con el suyo. Por eso por medio de su estética de lo flou los afea sistemáticamente y los desvincula de sus inteligencias, de su gesto, de su rostro humano. Para que el suyo sea “de lujo”.

Demonio:
Sabes que gustas igual sin maquillaje. No tienes que adulterar tu belleza natural. Tus ojos son grandes, tus cejas felinas aunque tenues, tienes los labios carnosos. Prefiero con jabón lavada tu cara para mis calenturas y mis obsesiones.

Dios:
los momentos en que te maquillas son las muestras de amor del alma por el cuerpo al que ha venido a traer la vida. Hay un gran arte en la manera y el detenimiento de maquillarse. Son momentos de silencio y autoanálisis. El alma le da a la belleza corporal una forma artística. Es conmovedora la muchacha de ojos serios o anodinos y labios rígidos o imperceptibles que por momentos así y por el ejercicio del arte en pintarse el rostro añade afectuosamente a su insustancial materia humana la sensualidad que no supo desarrollar la Naturaleza. Se siente en un café, se deja mirar con los méritos de su pulso y su conocimiento de los espejos. Maquíllate para Dios, esposa de lo eterno. Para el Padre que siempre quiso romper las leyes por celo de sus criaturas.

Aunque vengan las señoras del opus dei con escobillas de váter a nos las meter por la garganta, con esa pulsión que les hace preferir la mierda a la musical verdad. Les hace preferir su verdad hecha de mierda a la palabra de los jóvenes, que son los frágiles profetas del siglo veinte.

Una calle estrecha tiene enfrentados los dos burdeles. Manolo entra a saludar a cada uno de los dos recibidores. Por dentro son naves de iglesia. Las imágenes cristianas en las urnas y el sagrario han sido reocupadas con estatuas de mujeres desnudas, muy Cánova pero polícromas como las tallas barrocas. Algunas han sido adornadas con lencería íntima. Hay cojines en forma de corazón. Las bellezas se pasean en bañador y sólo la vieja siente frío, confrontada con un radiador y comiendo castañas. Una joven promesa de la crítica de arte entra alborozado mostrando una espléndida botella de tequila. Ya está aquí la alegría de quien olvida fácilmente sus penurias. Hay un crucifijo en la pecera, y la monja echa de comer a los peces.


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Rosa era la rosa. El rojo y el blanco se mezclaban. Jane era La Rosa, no sé si por un deje catalán o como se dice La Sontag. También puedo ver a Jane como Libertad guiando al Pueblo. Eso la vuelve Jane. La libertad tiene los senos heridos en los acontecimientos. Toda amazona es una secreta admiradora de su padre militar. Cuando me pongo a mirar el tarot o un catálogo del Louvre pasa esto. Los conozco. Y me hablan en confianza. Jane, querría preguntar más. Se nos ha olvidado la cárcel. La Toma de la Bastilla. Las amnistías. ¿Por qué duran tanto las prisiones? ¿Cómo son por dentro? Noche tras noche. ¿Por qué esos extraños suicidios? ¿Cómo se da tanto consenso para ignorar la tortura? ¿O es que la amazona sólo quiere investirse de la fuerza del varón para contestar un padre injusto, un padre que ha matado al varón, que ha hecho imposible al varón, un padre que es madre como lo son los verdugos y los torturadores?
FRANCO ERA UNA MAMÁ SOSA
LORCA ES LA FIGURA DEL PADRE PARA LOS GRANADINOS, EL PADRE ASESINADO.
FRANCO ERA UNA MAMÁ VENENOSA QUE CELEBRABA CEREMONIOSAMENTE EL ABORTO Y LA CASTRACIÓN, UNA MADRE ANAL.

LA FIGURA DEL PADRE ES LORCA
Sin duda el falo de cualquier mariquita andaluz es más potente que el falo de cualquier dictador, de cualquier policía, de cualquier incidental padre militar.

EL OBJETO SON LOS ARGENTINOS
No paramos de hablar de los argentinos. De su ego. De su palabra. Es una habilidad útil en sociedad saber imitar su manera de hablar. La clase media se identifica por contraste con ellos. Existen. Hay que tener preparada una respuesta. Ser más listo, no dejarse engañar gracias a nuestro doble fondo para engañar siempre antes.

LA FIGURA DEL PADRE ES LORCA
No se le perdona fácilmente. Es más fácil perdonar a Franco que era neutral, como los suizos.

secretos en la advocación
de Ares

El prostíbulo es luminoso, cal viva sobre mortero antiguo, geranios, un drago en el patio, de ramas centenarias.
El crepúsculo llena de murciélagos el cielo, y de color de jaspe, veteado por los remordimientos del sol que presiente tanta animación y que conoce los horarios de Marte. El dios de la violencia enciende en el tétrico azul su linterna distante.
Es el momento de hacer las cosas en silencio, entrar, subir al cuarto, pagar. Los abrazos se hacen con el saco puesto. La marihuana inspira un lenguaje respiratorio y bombeante. La belleza no pretende ser entendida en su media voz.



El estadio del espejo.


Le bateleur

Los lagartos polícromos se entrecruzan sobre la moqueta de gastada blancura. Una cabra nos introduce en el blanco prostíbulo. Los lagartos entran en las grietas inferiores del edificio veraniego. Seguimos a esta cabra que nos habla con acento internacional. Una habitación.

LA PASIÓN SEGÚN SAN MATEO

Manolo engrasa con caballuna diversos objetos sexuales que están sembrados en la alta mesa. Hay detectores de orgasmo que se introducen por el culo. Hay alargadores del falo que son muy eficaces, dotados de una succión que no duele. Hay emisores de gases afrodisíacos. Hay vibromasores. Hay calzoncillos de cuero. Hay liliputienses que practican el coito sobre los burós. Hay estampitas milagrosas de animales que quitan el stress.

Cosméticos de la voz,
Como la clara de huevo
O el baretico.

Manolo vierte claras sobre la silla magnética que gime y jadea. Las pelucas móviles, los espejos de pornografía para las señoras galantes. Los inútiles calentadores de senos. Las lenguas teatrales que producen sonrisa y que vienen presentadas en forma de tubo. Hay pomadas que curan todos los males venéreos con sólo un poco. Hay paredes que besan y discos de vinilo que hacen comentarios. Hay dientes de ajo que se absorben por la piel y mantienen las erecciones y parecen droga. Todos están en la mesa o sobre pilas de novelas francesas y de informes en inglés y manuales en sueco a los lados.

Proclus, Commentaires sur le premier livre des Eléments d’Euclide, trad. Ver Eecke, Desdée de Brouwer.
Albert Lautman, Essai sur les notions de structure et d’existence en mathématiques, Hermann, 1938.
Nouvelles recherches sur la structure dialectique des mathematiques, Hermann, 1939.
Le problème du temps, Hermann, 1946.

“Podemos concebir entonces de un nuevo modo las relaciones de las matemáticas y el hombre: no se trata de cuantificar ni de medir las propiedades humanas, sino de problematizar los acontecimientos humanos por una parte, y por otra, de desarrollar como acontecimientos humanos las condiciones de un problema.”

Ciertamente a veces para ejercer la magia las bellezas de aquí adquieren aires de perversidad, de satanismo. Se maquillan con extraños signos de interrogación, impostan la voz, parecen histriónicas en sus movimientos mientras hacen pases con sus espejos de mano.
El mundo ya no es un jardín por el que se pueda pasear. La policía acecha. No existen las formas y cuando nuestra mente explota y echamos a volar descubrimos estructuras gigantescas reposando en el infinito, como si la osamenta del cosmos estuviese ya dispersa por el saqueo de inimaginables perros supralunares. La angustia es máxima. El viaje tiene santuarios, pero los visitamos en la noche y con la incertidumbre de encontrarlos desiertos o habitados por demonios hostiles. Las estrellas no se acuerdan de su origen, o cuentan historias sin verosimilitud. Las constelaciones son pequeñas provincias con impíos cinturones de castidad. Sólo los planetas parecen sugerir un tímido ritmo.

Primera belleza: De los utensilios de la mesa escojo el espejo de mano. Me da alegría mirarme, y lánguida mi mano lo ofrece.

Segunda belleza: Mírate, neófito, y descubre en el mercurio las miradas decadentes del zodiaco.

Tercera belleza: Ahora dirige tus ojos entre mis piernas que se separan. ¿Qué ves? No cabe duda de que la Diosa ha dado su imagen a la mujer para que pueda procrear lo humano. Y en mi vulva de extranjera adviertes el sentido de Sofía que da a luz el Logos. Te parezco muy extrema. Los diálogos domésticos de los astrólogos se dejan oír en la habitación de al lado, semejantes a la voz de las masas. Acércate a mí para que yo te diga al oído el sentido de mis lapsus.

Mono de Gibraltar: Toma café, no te duermas. Debes escribir después de yacer con ellas.

Primera belleza: En el simio el dios se expresa. Parecen gestos humanos sus manos que señalan sin querer. Has creído entenderlo porque parece que habla, la poesía hace cosas semejantes a palabras. Las ocurrencias que tenemos durante la ceremonia están siendo grabadas en una cinta de sonido en este aparato. No oirás al mono hablar después, sino ruido. ¿Acaso te ha dicho que vamos a hacer el amor? ¡Cómo! ¡Tu cuerpo que se desnuda es de utopía! ¡Has comprendido pronto la finalidad de nuestra liturgia!

Júpiter “tonante”

Cavalier d’epee

Le quotidien existe dans l’avenir
On pourrait devenir alchimiste en l’oeuvre du café.

Doble identidad de Jane.
Operaciones bancarias.

A la vez que Freud hacía el psicoanálisis
de Dora, los surrealistas hacían el psicoanálisis
de la Historia de Occidente.


Pidiendo perdón, el cura entra en el burdel. Los pechos de las bellezas no tienen nada que los cubra. Todo está envuelto en una música muy árabe. El gris y la madre escriben sus azules esperpentos gráficos sobre la piel de Jane, que es la más desnuda y la más activa de las mujeres. Aprecio las obras de arte, como los atletas de los griegos o el Guernica de Picasso, pero nunca he conocido algo parecido al cristianismo.

Hay muchas hierbas en el suelo. Hay bombillas encendidas y una especie de niebla o de humareda. Verde, blanco, negro y amarillo. Son los colores de este ambiente intelectual. Las mujeres de mundo y los espejos. Los árabes estudiando pintura tachista. La pintura es una mónada extensa y engendra dos. Jane tiene una arruguita en el entrecejo, de pensar. Se concentra, lee, mantiene sus criterios. Está dispuesta a posar. La pintura necesita estufas. O hacer fotos muy rápido y luego trabajar con eso. La fotografía no tiene que ser mediocre. Lo mediocre es la miseria de la imaginación. Cuando no me paro, sino que estoy manteniendo la mirada de Jane, sigo en el mismo diálogo. Fotos con el jersey que dan tonalidades de grises como en la niebla o fotos sólo con medias color carne y liguero morado que ponen de relieve la mediatinta de su piel de este verano. También copio de lo ya pintado. Jane me hace descubrir mi estilo. Es tan decidida como los que dan discursos y me magnetiza. Los ratos enteros. El cura pasa con ella. La oigo como canta y adivino que está mostrando su sexo. Con el liguero puesto. Con el pelo revuelto. Sabiamente despeinado mientras sube y baja el tono de su improvisación. El cura habla con una voz desprovista de afecto.

Cura: El propio San Agustín dicen que fue disoluto y que se acostaba con una negra.

Entra el picoleto en el pasillo, bajando, y escucha el borboteo.

Picoleto: Todos pueden arrepentirse. Pero luego no hay que hacer nada, porque si no...

Manuel en su taller desenrolla unos grandes papelones de embalar y pinta con titanlux negro el vientre de una mujer en cuclillas sobre un hombre verde. Añade veladuras de agua turbia y el papel se ondula. Azafrán y semen. Saliva y ceniza. Canela en polvo fumada con menta. Hace el efecto del cánfor, actuando sobre las terminaciones nerviosas. Crispación. La pobreza del papel es como un nácar hecho de barro duro. Las arrugas sugieren quiromancias.

Porros libaneses vaciando y rellenando. Saturno inventó las camas, Júpiter las almohadas. Los sofás no sé. Yo con mi alquimia trasformo el café en té pakistaní. Jane colabora con un tipo de azúcar que sólo se encuentra en el Sáhara. El otro té no da cuenta de la dependencia del café con leche. El pakistaní no se entiende sin azúcar. La verdadera alquimia no se entiende en bolsitas. Cajas de metal o botes de cristal. Canela en rama. Los porros libaneses no tienen droga, sólo infusiones.

En el sótano, a la luz de los neones, se pinta como en duermevela. Por los ventanucos se percibe poco a poco la claridad de la mañana que comienza ya. La música sigue en marcha, y absorbido por la tela no escucho los primeros pasos que pisan la acera. De la escalera entra Jane en ropa interior clara y bordada, con la cabeza despeinada y un medio lado más rojo. Me dice que ha venido a echarme. Debo terminar rápido y redactar un telegrama en clave a mi tía.

* MEDITACIÓN CON LUCES DE PINTURA BLANCA O DE TIZA * CEJAS PINTADAS CON CARBONCILLO SOBRE UN ROSTRO BLANCO * AIRE GRIS EN GRANDES BOFETADAS SOBRE LOS CUERPOS DE NÁPOLES Y GRANZA * AMANECER PATRIÓTICO CON DESNUDO LEGAÑOSO Y SATIRIASIS DE AUTORRETRATO EN VERDE CON GAFAS AÑOS CINCUENTA DE PASTA OCRE * VISOS DE LUZ EN LOS CRISTALES * GRUESO PURO PENE EYACULANDO VELA ARDIENDO NOVIA SIRVIENDO TE VERDE ESPUMOSO PEBETERO LANZANDO NUBES DE MIRRA ASPERA Y DULCE *


La imagen
que está hecha
de teléfonos

La página es sexo
Visible
Usted puede oler
Tocar
Y mirar
La página














VENUS


La force


Recién salido de la cárcel por opiniones incurables, divago en el interior de una maloliente catedral. Es temprano en la mañana. Montones de obreros están tomando achicoria en los cálices, y las señoras esperpénticas toman suizos con tintorro en los hostiarios.
Dentro de la catedral hay una escuela. Me introduzco y me siento en un banco. Un sacerdote explica el credo. Reconozco en el maestro a Ignacio Gómez de Liaño, y un poco alborozado le hago un gesto de saludo. Me fastidia el principio de realidad tenaz de los alumnos. Un conserje con un chubasquero se coloca al lado del maestro y glosa la lección con demostraciones matemáticas. Levanto la mano para decir que la Iglesia tiene más de una intervención nefasta en la Historia. Una señora me dice que soy un traumatizado por la Guerra del 36. Le digo que también quiero protestar por otras cosas, como la Inquisición. Estoy manoseando en mi mano una rosa que se deshoja.


Cuando me levante en la noche haré un dibujo preparatorio.
Sea Jane que se despereza en el lecho, semincorporada, por la mañana. Sea la ventana abierta con su pequeña campanita de latón macizo y el sol que sale de detrás de la fortaleza, con nubes retorciéndose por encima.

También quiero dibujarme desnudo, con una enorme erección. Puedo estar de pie, o puedo estar con un sombrero de mameluco y un Montecristo que humea, tendido en el lecho de Jane.

Puedo dibujar un escritor posmoderno que está masturbando al demonio, de interesante color vermejo y cuernos de gamuza.

SATURNALES EN LOS SETENTA

Temperance


El prostíbulo está lleno de desvanes. Para acondicionarlos a la fiesta, empezamos a sacar cajas y cajas de chécheres. Buscando qué conservar.

Cuadros al óleo

Enumeración de profetas judíos
En siete grupos trabajados a distinta
Distancia y con aspecto de figurines
De una Historia del Traje

¿Qué hacen?
Pueden estar en un rodeo
En una pelea de perros
Pueden estar aplaudiendo a un político
O en un cabaret

Algo heroico y angelical
Algo muy moderno y bohemio y un cierto cinismo

Una oposición de tonos
Un tornasol y un efecto de sombreado y de iluminación

Todo velado por huevo y barnices
Todo sobre una base que anuncia el futuro tornasol
Y después de haberse secado el grotesco dibujo
Ha sido iluminado y luego coloreado con inteligencia

La strip-teaseuse lleva toca apache
Un cráneo de res en el trasero
Acaricia a un político que sujeta la correa
De dos perros que se están despedazando

Los profetas judíos giran en motocicletas
Visten la ropa que yo quisiera llevar
- Calcetines que combinan
- Sombreros y gafas
- Camisas en tornasol

La composición
Está dada por el solecismo de la pareja

El político representa a Moisés
La strip-teaseuse es la sabiduría
Se me ocurre

- Conjurar la rigidez de los cuadros de programa
- Abandonar el programa guiados por el deseo
- Acumular sombras, luces, miradas, sexos y gestos.


Ecce Homo declinable
En pequeños cuadros donde lo vemos
Sonreír
O fumar

También confrontado a la budista vaginal
Que en una escena
De primavera en el Gólgota
Entre chumberas y palmeras
Ya no llora
Besa, sopla, susurra
Canta
Canta y toca la guitarra
Vestida con un bikini y con el pelo rubísimo
Sobre el paisaje pintado
El crucificado se cobija entre las palmeras
Y ella goza del sol
La lanzada está trazada con cuerda
Rellenada de ocre rubio y dorado
Retinta esfumando negro de un lado y blanco sobre el ocre central

samedi 1 mars 2008

Trois dates (dessins/dibujos)




L'ordre chronologique est inversé, comme toujours. Vous pouvez cliquer sur l'image pour agrandir.

El orden cronologico esta invertido, como pasa siempre. Con el raton se puede agrandar la imagen.