Unas películas rayadas de Nabyl Lahlou, más de diez, porque en Rabat le compré de él a alguien en la Medina (que parecia medio sueco, medio japonés, con un je ne sais quoi muy de Marruecos) unos artesanales cofres de cuero con su obra completa, y que veo a tropecones con mi vida cotidiana, me han dado acceso a un universo paralelo de la Historia del Cine.
Puro celuloide a través de las interrupciones de cada visionaje.
Quien conozca los planos y los encuadres, el uso de los exteriores y de los interiores, el arte barroco y el neorrealismo, puede reconocer la autenticidad y el valor de la trama de influencias en el cine de Lahlou. La bachiana de Hector Villalobos que Glauber Rocha utiliza en una escena de amor en la cima de una montaña entre el cangaçeiro y su novia, en un travelling circular que acompaña el canto de la soprano y que pertenece al lirismo tan frecuente del cine soviético, la encontramos sonando con la misma intensidad en una escena que muestra, sin nombrar, la resistencia armada de los rifeños al bombardeo y ametrallamiento de su población por los helicópteros y las tropas de Hassan II. La pelicula se llama Les années de l`éxil, y es mi entrada en la obra de Nabyl Lahlou. Reconocí inmediatamente el Cinema Novo, el Godard de los primeros setenta (Tout va bien), pero también los colores abigarrados (Senso) de Luchino Visconti.
Hay un deseo quizás inoportuno de seguir a Federico Fellini, pero que está fuera de cuestión tomar en cuenta, porque sólo transcurre en la superficie.
El arte de Nabyl Lahlou se encarna por la sola realidad de lo que de modo escénico y teátrico (*) nos muestra acerca de lo nunca dicho de Marruecos.
El segundo secreto inimitable del cine de Nabyl Lahlou es su función de protagonista y de histrión. Uno puede imaginarse la dignidad del viejo histrión emperador que de alguna manera murió con Nerón. En literatura del siglo XVIII y salvando diferencias de caracteres, uno puede pensar en la ignorada autoficción de un semilibertino como Restif de la Bretonne(**) que no puede desprenderse del actor despotico que nos conduce lejos de donde estamos, como un djinn de Las mil y una noches (***) obedeciéndonos como si fuésemos sus inexpertos amos. Y siempre hace de malo, de un malo de cine mudo, que habla al inconsciente o al corazon.
*(como hubiera dicho Pierre Klossowski, del que hay bellas adaptaciones al cine por Raoul Ruiz y Pierre Zucca, amigos suyos)
**(lo escribo con la ortografía que da Nerval en Los iluminados)
***(me vienen las de Pasolini)
dimanche 4 juillet 2010
Inscription à :
Publier les commentaires (Atom)
1 commentaire:
Me esta entrando ganas de pasar el resto del verano viendo peliculas.
Enregistrer un commentaire