a las fotos de Eve Livet

*

Se suceden, como ausentes, un gato
en un cubo escondido a medias, que se borra,
una tulipa, tulipán en la noche,
una hermana tan distinta,
el repertorio de vejigas de una fiesta
que no tiene nunca lugar
porque todo está preparado
y en la fotografía perdida del pasado
no se puede improvisar.


Se suceden y se seducen la noche y la mañana,
la inimitable tarde que se termina,
la maleza que parece abrigar a Dios en la sombra.
Trozos de Dios en la gelatina de plata,
trozos de Dios en los ojos multiplicados
de la montaña para siempre artificial
como una lámpara que se doblega al sol de la ventana.
Pobre Dios que no se puede demostrar
con ese paso del tiempo que lo vuelve tan raro
existente tan sólo en el sueño de la mujer que llora, cercana.

Es el instante detenido que no obstante camina.
El arte del árbol negro se anuda mirando el final.

*