Teatro de odaliscas con tacones de aguja.
Manuel Montero
I El ángel visita cada noche a la enfermera (Amina). El actor es el joven marido de Despoina, y Amina le presta dinero y protesta que lo gaste en discos.
Amina:
La señora se ha indignado
porque cogí la mitad del azúcar.
Era necesario para mi hechizo.
Así se termina una servidumbre,
lecturas químicas, información salvaje.
Creen que porque un día
hicieron la vista gorda
tienen más que tú o yo derecho
a sus momentos confortables,
a sus honestos pasatiempos.
Despoina:
Ese principio, Amina, in media res
está muy bien...
Pero nuestro amado público
puede creer que tratas
de escribir otra ceremonia de criadas de Genet.
Amina:
Contaré entonces la noticia.
Porque hemos estado
deliberando la manera de presentar
la noticia pequeña de un atentado suicida poco logrado,
por parte de una enfermera filistea, desesperadamente,
que ese día no fue a la o ene gé.
Despoina:
Poses plásticas, es lo que interesa,
interiores de harén,
el tema de la mujer kamikaze,
aunque parezca que no,
da mucho juego.
Al autor le apasiona
la teología casi tanto
como la política.
La frase en hacerse,
como en hacerse joder la seductora.
Nos ha dejado indicado
que se trata de un teatro
de odaliscas
con tacones de aguja, que le interesa
lo que de cuadro viviente
tiene el teatro. Eso que liga
el adolescente inmortal y los cuadros
de Balthus
con el dispositivo exterior de Antonin Artaud, Peter Weiss…
sus reposos postreros y sus agenciamientos,
la complicación que para nosotras supone
poner un gato ahí,
porque es demasiado niña
lo que se ve.
Así que el gato no podrá faltar
en este interior persa o turco.
Lo que de cuadro viviente
tiene la mujer árabe.
Porque todo su erotismo
son poses plásticas.
Amina:
Oh, gato,
contrapunto complicado
que indicas privacidad,
yo te acaricio, sé samaritano, sacrifica tu gemido abrahamita
en el rito diverso, privado,
más griego que gitano.
A lo tuyo,
que te enerve el café
que con la leche en celo
te inmiscuyo.
No para ti el costo, no la miel,
eso te hará gato
en otro lado, en otro, cielo.
Despoina:
He visto en las películas
que desde atrás
ofrecen por andar
las enfermeras en Egipto,
donde las cosas son auténticas,
sobre tacones, agudos, atractivo.
Sobre el corto pasillo a la escucha
está el que lejos en el locutorio.
Amina:
Sí, y tú también
juguemos, pantalones
de campana zurcidos,
pelo negro o rubio,
tintado siempre con torpeza
de ruda peluquera
y ojos como nuestro gato excitado.
Despoina:
Canela que embota la capacidad
de mantenerla, clavo que también,
la calma debe estar ausente del espíritu que,
frotado, condesciende en todo arte.
Así eres gato, y la violencia
te desconoce aún, no te ha encontrado
sino el paradójico insomnio rico en sueños,
y te espanta sólo una sombra
que en su ausencia de ruido es como tú felina
y que es mi marido.
El con amplia pupila
gozará del saber.
Amina:
¿Tu marido va a venir?
Déjame untarme
una esencia perfumada y terminar
los detalles del rostro.
Despoina:
No otro que mi amor
es lo que en el arte
constituye mi auxilio al mártir.
Amina:
Haciendo gesto de que tiene
los bolsillos vacíos, con las puntas
de los dedos los saca fuera,
mudos los labios, los ojos dicentes,
surge el marido recién estrenado
que nos ha estado mirando.
Oh, veo que entra temblando,
como una mariposa tirita lista a volar.
Pareces un europeo, aunque tus ojos miran con deseo.
Debe usted instruirme; debes colocarte pronto
en tu papel, que desconozco.
Despoina:
El café debe ser compartido,
Es como un badajo,
con leche o solo, capruno por ello,
no sólo el gato, sino el mártir
se intoxica, también, del sexo débil.
Amina:
Hasta horas de amanecida
parece que quieres.
Despoina:
Es cuando como secretos lejanos,
del subfusil
Y el machete de la profecía dotados,
se abren los luceros de la milicia. La violencia envicia.
Y además la enfermera
pide cosas,
estudia, se queda
en una postura abierta, no oye
el murmullo del descanso; y descansa
en las estrellas.
Éste es un ángel.
Marido:
He leído mucho, novelas
que cuentan el fin del mundo, en el liceo.
He estudiado el papel de ángel.
Amina:
Las noches pasan y dejan
sobre mí un cúmulo de oscuridad que me incita
a consumirlas. Las habitaciones
se amplían y se ramifican,
plantas de interior y mesitas con el té
servido. Los espíritus del fuego
corretean en el patio, me llaman
para cenas insospechadas.
Se encienden los telediarios
De los buenos filisteos y de los samaritanos humanos,
todo habría que decirlo,
En lujos solitarios
Dentro del servicio
nutricio.
Marido:
Todo lecho solitario
es huevo de matrimonio.
Amina:
Más sola que la una
está la enfermera,
sin un gato, siquiera.
Marido:
Decir, qué, no sé. Son
tediosas las descripciones, bien
el examen y la escuela, celestes,
lo ponen en estado de patencia.
Como un nudo
fatigoso
las historias del cielo
se evitan, y advienen cosas peores.
Recorridos geográficos, profusos
en ideología llenan el escaparate
de las personas aburridas;
el recuento de la Muerte que es
la Historia no se desprende
ni con azúcar de su gusto pútrido.
Y aún así como cerdos
los futuros guardias y carceleros
se ilustran con basuras tales,
no procrea el mundo peores animales.
Les gustan los simuladores y los instrumentos
de tortura psicológica, compran
las témperas exclusivas para sus muñecos,
y los guardan envueltos en papel higiénico,
como primores de futuros vicios.
Conozco las explicaciones
de la maldad de los seres humanos,
hablo de ciencias y me encuentro una niña.
Aquí sin fronteras vengo
a explorar la realidad,
sólo tu cuerpo finalmente
puede ser mi noticia.
Amina:
Y sin pensarlo noticia de amor
es que me digas un poco de verdad
de los asuntos escolares que claros
nunca lo fueron
y que me lastran, y en su
inutilidad frente al mundo
me llenan de llanto. Pues nunca
supe cosa que valiera y cansa
el arrullo siniestro de los profesores.
Profesores que disparan pelotas de goma
y viajan en tanquetas (tienen
tánto que enseñar). Profesores
que deciden el futuro,
los hay que hablan cómo debe
comportarse la chica decente,
los que puntúan aunque no dicen,
los que ayudan solícitamente a escarmentar
en cabeza del inocente...
Marido:
Existe la mano zurda del que nos ha hecho,
y yo lo digo,
que sin trabas he libado en su rostro feliz, ahora.
El ángel sufre los altibajos, y se maldice
a sí mismo y a Dios en la noticia.
Concentro mi espíritu angélico,
las sienes entre las rodillas depositadas,
el cuerpo noético relajado,
y pronto estaré dispuesto
a la novedad de los cielos.
Pero quiero verte,
para cómo es el Cielo contarte,
contemplando tu cuerpo abandonado al camastro.
Alumna de tí misma
debes ser, yo he bajado a la ciudad
para amarte y ya no ser.
La noche en la lucha
de los contrarios, como una música
impúdica y desacordada, se prosigue.
No tengo tiempo
de mirarte más, termina
sola la conversación, háblale
por ahora al reloj, yo ya no existo.
Despoina:
Y así fue la primera visita, o lección,
o infusión de la ciencia del ángel, como un pecado,
como un no reconocido encuentro.
Marido:
Dulce es la nada
que tú tienes entera y colmada de detalle.
Angustiada por el café
me esperas en tus bragas negras,
en tu seda que trasparece
pezones poco o mucho frecuentados,
inescrutables.
El mal habrá conocido
y ya no será malo, en el tercer
momento, como la libertad
existió predispuesto a verse reflejado
en el momento inicial el bien.
Amina:
Yo estoy insatisfecha y en otro país
con mis amigos ir a la discoteca.
Despoina:
Pero era joven y su cuerpo evocador
se plegaba limpiamente como ropa limpia.
Marido:
Tus metáforas, recién aprendidas
en casa de la egipcia,
son como periódicos vueltos al kiosquero,
escuchemos más bien, Despoina,
lo que la enfermera
sabe de la nueva era.
Amina:
Sé que todo es sucedáneo,
menudencia,
y me siento sin alas,
pero a veces el café en mi mente
produce el efecto de un aeroplano
e intoxicada soy al fin curativa y soy astro.
En esos momentos conozco California igual que
otros santos lugares y la propia estrella matutina se informa
armoniosa con mi radio que chisporrotea como lucerna
del santo. La dulce planta
me habla, y estoy con la Humanidad.
Marido:
Hacerse grande, crecer,
Comprender la tristeza
De los otros. Éstos
son mi madre y mis hermanos.
Amina:
Córrete que ya vengo,
es como un beso reincidente
en las mismas neurosis que ya existen,
una dosis de recuerdo.
Marido:
Las lágrimas y las espumas
Del éxtasis se escapan de ti,
Y de mi cuerpo imperceptible,
sólo para ser más libres,
como vacas perplejas
estamos fuera de las leyes razonables,
jaspe e irrazonable música,
y sólo de esa manera el Hombre
que existe en la mujer podía
a su Dios interpelar y ser todo ángel.
La gran utopía está debajo, todavía,
de toda toma inmediata del poder. Hoy
vengo cachondo y tengo de tu chocho
una idea fija, fulgurante. Déjame
de rodillas rendirle homenaje.
Amina:
Que no me toque ya más
tu lengua de luz, que sea
la sombra.
Despoina:
Y de esta manera se despiden otra noche.
Amina:
Ahora contaré cómo mi padre
me pegaba de pequeña, y me haré famosa.
Marido:
El proyecto de ser artista
te subviene en medio de proyectos.
Amina:
Unas botitas de tacón,
Que respondan al cliché,
negras, de cuero,
eficaces,
con cierre de dentado
y apagado brillo, brillante
el propio cuero.
Principalmente, las medias,
murmura la lycra de estar en mis muslos,
en mis piernas la lycra aúlla y las medias
son negras, son medias
de la Luna, del espacio entre Marte
y el infinito espacio de las negras
galaxias, de las implacables matemáticas
y las hijas de Einstein,
provocativas en su concepción.
Castaño, rubio y elegante vellón, allá
mi indumentaria quedó a medias,
incompleta por sorpresa, meditada,
porque se me ve, despeinado, lo poco de pubis.
Dicen que Moisés a mis pies
les lanzó una piedra, y ésa
es la Sinagoga, y la piedra
se deshizo, porque era mixta.
Dicen que Cristo a mis pies
les lanzó una piedra, y ésa
es la Iglesia que era mixta y se deshizo.
Sus obras eran mixtas porque
el tiempo pasado no conoció la Analgesia.
La piedra se representa en mi cuerpo
importante
nutrido de café y aspirinas.
Qué he estado haciendo
sino ser importante, en la playa
o por medio de poemas y dibujos?
Cantando en fiestas de la Paz
estaba como sola en burbuja
reservada, inflexión del espacio.
Cuando el médico tuvo que atenderme
y resulté ser teóloga.
Le diré que Jesús de Nazaret
estaba enfermo de lo mismo.
Que en mi pintura el virus
de Ingres está porque también hay mujeres.
Cínica como odalisca,
extraña voluntad y almacén de verdades, la mujer,
soledad majestuosa.
Como Delacroix siente igual los tigres
melenudos o los leones en torno al frutero,
ropa que no macula la calle,
palidez y negritud en lánguido
abrazo, telas en tensión que promete goces.
Que yo puedo trazar líneas sobre el lienzo,
que, como un linimento aplicado al martir, tetanizado
y sediento de mujer,
así en el ojo la muerte de tantas flores
es plegaria que da paso a la verdad,
con su luz.
Que como Giacometti pienso
y pienso la figura para
otro cielo no mesurable, que
como Morandi presto mi ojo
a la llamada de lo muerto desde su miseria.
Que deliro, como una occidental,
que trabajo con el cuerpo,
que represento a la mujer árabe,
transporto materiales, ocupo espacios
como universitaria.
Zao Wou Ki o bien Soulages
Dejan en el cuadro unas manchas
Difíciles de entender,
Para quedarse pensando.
Es la herencia de Giacommetti,
L’École de Paris.
En salas de estudio consulto
Los mejores libros, y abierto
El diccionario más caro tiene anotaciones mías.
A veces no necesito saber leer
Para ser culta.
Marido:
Leña de los árboles intelectuales,
majestad de la materia, hacen
tus dificultades.
Amina:
El médico dirá que sufro
un trastorno, y los colores
se harán lugar en torno a mis rasgos,
y estaré más decidida, y sólo
pensaré en dinero y fama,
viajar en aviones nudistas, comer fibra,
el agua con gas, prepararme eternamente
para estar,
frecuentar los grupos de personas que desnudas
se bañan en grandes superficies con urinarios
y bidets labrados en plata.
Haré dibujos privados de sociedad,
retratos vivos como si fuesen de plástico,
pediré a los grandes su magnitud,
me la darán como se da un suspiro, y la tendré
multiplicatoriamente potenciada.
Todo será la ansiedad del cigarrillo,
en un universo escondido, sin otra
tristeza que saber de suicidios. Se trata
de un trabajo en serie que requiere
un sueldo. Pero una serie así
es lujosamente estéril como una semilla
alterada. Así dibujaré
y escribiré.
Existirán por mi culpa los museos,
y nadie sabrá qué es el Arte.
Existirán las pesadillas
con electrodomésticos, imposibles los angora
como defectos del ojo la turbia realidad habrán perdido,
todo muy años ochenta para siempre.
Existirán los museos y yo los habitaré,
contrariamente a su moral aséptica.
Aún tengo planes en los que el banco
debe confiar. Vampira de la electricidad,
seré como un gasto desmesurado y de nada
servirán mis razones y mis lunaciones
sino el morbo de ver
sol y luna en unidad. Ver
el despertar del día, ignorar
lo inmediato. Mis hermanos
podrán ser homosexuales, podrán drogarse:
seré sagrada.
II La enfermera tiene un hijo gigante que la adoctrina en armas e intifada, el actor es el novio de Amina; el hijo viola a la madre y le pide que haga estallar el mundo. Despoina es la doctora que recomienda hacer estallar la bomba en una explanada desierta, pero el novio de Amina golpea y veja a su marido, y Despoina cambia su discurso.
Despoina:
Las historias semitas en el teatro
vencen la repugnancia a mezclarse
con los mitos mistéricos
como era para ellos Tammuz, mi marido
que llamaremos por su otro nombre,
dejado de lado el magisterio angélico
de los semitas, y vueltos a la fiesta teatral
de estas odaliscas drogadas,
que es nombre del hombre que nosotras
hacemos dios con nuestro culto,
y que de Venus fue primer novio,
malogrado, el pobre, Adonis.
En otro squetch que por economía
de medios hacemos simultáneo aquí al lado
además de Marte, el novio
de Amina, homicida,
es el hijo de la Sabiduría,
sietemesino y como despojo abortado,
artífice de lo malo, sin sentido
hijo del saber sin poder ser.
Hijo del menstruo, arconte rojo,
el bebé de nuestra enfermera
en lo que tiene de desmesurada
la futura carne de cañón.
Homúnculos:
Por razones del mercado de trabajo,
y en interés del rendimiento,
el ministerio de genética
redujo el periodo de gestación
de la clase trabajadora.
Esta medida disminuye
actualmente nuestra estatura,
como conejos nos paren las matrices tercermundistas,
bajo esmerado control, y somos
homúnculos, de bajo consumo libidinal
nivelados los niveles de ansiedad
por la alquimia de los ansiolíticos,
que compramos en las farmacias
humanitarias del fondo monetario,
ahora que se ha realizado
la sociedad perfecta.
Novio:
Yo también me presento.
Soy gigante de nacimiento,
los porcentajes genéticos
asignados por la inteligencia al terrorismo,
permiten una ratio de gigantes razonable.
En términos prácticos soy un dios,
no conocen otro los televidentes,
soy celoso y terrible, decapito
haciendo en la mesa las delicias
de las mamás morbosas, y de las primas
bulímicas, como himnos se elevan a mí
las cartas al director. Yo me encargo
de darle su merecido al bicorne
Adonis, vegetariano y drogadicto, indeciso
con las mujeres, sin principios.
Amina:
Mi hijo como un muñeco
lo hago girar en redondo
lo toco donde suena
me asalta con su beso
automático.
Su largo pene
se infla con helio
y yo aplico lubricante sobre el glande
para que dentro de mí
penetre a golpetazos.
Es un hijo muy macho, cabrío
y hombruno, aficionado al bricolage.
Le doy lecciones, pues a su lado
soy la Sabiduría.
Novio:
Abre tus piernas, que enmedio
está el chocho que quiero
traspasar.
A la clase media no le gusta
la sangre, pero las ejecuciones
le parecen bien y respeta las razones
del terrorismo, está dispuesta
a sacrificarse por algo sencillo
como pueda ser su propio estupor.
Tu coño está dado de sí,
y rebota mojado mi pene con el semen
de otro. Un mártir no merece baja calidad, mamá.
Mamá voy a extirpar de tu vida
a todos los amantes que tengas.
Tienes que secarte por lo menos.
Amina:
Yo creo que hay que ser santo
para poder pintar palomas
del amor de Dios y del alma.
Tengo un proyecto de cuadro,
para un mural, será una actividad de paz,
con los adolescentes. Pero ser santa,
ser santa me ronda, estoy sola
y es un buen momento.
Novio:
Cuando haya chorreado dentro
de ti mi semen, y haya
maldecido a mis enemigos ubicuos,
cuando haya forzado tu culo,
para que por estrenar
no les queden agujeros,
pondré una bomba en tu lencería púdica,
cargaré de explosivos tu cuerpo,
y eso te hará un día famosa
y todos me mirarán.
Amina:
Observa cómo te recibo,
gimiendo como una gata,
y ten compasión de mi cuerpo de madre.
Novio:
Pronto conocerás que no hay
más belleza que en las bombas,
y me conocerás mejor.
Despoina:
La enfermera no sabe dónde ir,
y yo le recomiendo que inteligente
abandone imperceptiblemente
entre los melones la lucha armada.
Que con ayuda de un electricista
pacífico y valiente
el fuego a sí mismo abandonen, en su orgía
rapidísima de humo.
Pero ella ya embutida,
como de besos, en la metralla
se dirige a la ciudad.
Marido:
Escuchando música, cafeína
templando mi angustia en ruda mesa,
he estado hablando con otro escritor, antes,
y ahora escuchando música que le he dicho
recuerdo que busco la voz
de Marte y gruñidos nasales
obtengo sólo que mi palabra no logra
articular. Hete aquí que me esperan
en la puerta y mientras cierro con llave
me empujan y todo se parece a un lamento
de marginado, mi rostro de agredido
me lo recordará mañana, sólo
una especie de euforia
me lleva a la puerta del enfermero.
Despoina:
La violencia en uno acostumbra
como la aguja quiere que deseemos
eternamente su perspicacia.
Marido:
Modekate, un calmante inyectable es todo
lobotomía renovada y se calla
la urraca exclamatoria, y se calla
toda voz de mujer en los motores
y todo es órgano del humo
de los tanques, y los vivas
sin saber a quién vocalizar.
Despoina:
Ve pues, Amina, y que explote
el mundo. La muerte nos da
lecciones ahora muy necesarias
para dormir en el lecho una noche más
del camino incomprensible aún
avanzar más un trecho.
Sostén un poco encima de tu ombligo
el interruptor de la muerte,
que explote el mundo,
ya no discuto las razones
el mundo está maduro para explotar.
Es parte de la sonrisa
es parte de la planta, florida,
el cóctel del manicomio, la racha
obscura.
III Discurso póstumo de la enfermera. Sandwich de Amina y aparición de la señora, que pide al ángel y a Demeter que hagan un hijo, después de haber despedido a Amina.
Despoina:
Al final el mensaje no está claro.
Como váis a ver,
se practicará sexo de manera
gratuita.
Sobre la tumba de Amina
se masturban gigantes y cabezudos.
Incluso saldrá cómo la penetran,
en momia parlante,
por atrás y por delante.
Ahora, a través de los escombros
tratamos de llegar donde está
el espacio que antes ocupaba Amina.
La dinamita era de potencia media,
y poco concurrido el lugar,
finalmente, así que sólo
heridas leves sufrieron los pocos.
Poco lucido como atentado,
pero debemos por los derechos
humanos felicitarnos de que sólo
muriera ella.
Amina:
Me gustaban
los tacones altos,
pero sólo en las ocasiones
de gran gala.
Despoina:
Dispersado, el omnímodo
cadáver parece voz de multitud,
parece avispas y una amarga
miel nos corta la palabra y
debemos volverla a tragar tras haberla
sacado del pulmón.
Recojo las tabas que fueron
mi amiga y me la imagino
entera.
Y un coro de espíritus geniales
Y una orquesta con altavoces
Y con ese swing que la desesperación
Y la lágrima tienen.
Amina:
Desnuda bañada de luz
Tonificada por mil suspiros
Mírame encendida en paraísos
Soy la palabra que conmociona
El cuerpo en sueño la hipóstasis eficaz,
Porque mi desplegarme en violencia
Y en pólvora me ha provisto de sentido
Y sin sentido presiento toda lógica.
Pensar la muerte o la violencia sin la ayuda
Del cuerpo.
Crecen las ideas como sensaciones
De pánico y sucia la belleza
Aprende del ser a tejer su nada.
Como frente a un espectáculo,
El alma, de cabaret,
Abandonada al fuego espiritual
Se fascina y comprueba
La cuenta de su plenitud.
Despoina:
Ahora que es sólo fama
Podrá la enfermera de mártires
Ser y de ángeles gustada.
Amina:
Hipostasiada en toda imagen
Me penetran las miradas y los
Cuerpos hacen en ápices míos desperdicio
De su todo ser semilla
Como suelta la ostra su rehén
De luz y conocimiento.
Angel:
Sólo la cabeza
Que esconde la piel
Coeterna y eternamente sobrante
De los recuerdos y las rítmicas culpas
Novio:
Sólo la cabeza es sombra,
Disparada, macabra por excelencia.
Amina y Despoina:
El cuerpo es luz,
La onda es corporal y no la sombra.
Angel:
Que la obscena palidez
De los flemáticos ingleses
Novio:
Bellos como las manías
De las mujeres son en el naranja
Angel:
Que los monederos
Y las lápidas insondables
De los españoles
Novio:
En el naranja de la pared escribo
Mi corazon desafiante
Angel:
Que las lecciones de griego
En shorts y las canastas alarmadas,
La retórica nuclear,
Los muchos conocimientos
Novio:
Vómito del anaranjado templo
Es el caviar del universo,
Y herbácea la gnosis es sefirota barata.
Amina y Despoina:
Probemos de este cóctel
De café y pastillas para el mareo.
Novio:
El lado izquierdo del cerebro
Tiene sus virtudes, que es cartesiano
Yo no lo diría exactamente,
Está fuera de lugar, podríamos
Decir que es más icónico, podríamos
Decir que lo rige el automatismo y la matemática,
Es el que mueve ésta, la mano derecha. Es
En todo caso más paranoico, lo excita
La cafeína y las líneas
Renacentistas y exactas.
A nuestra sociedad le interesa el niño
Izquierdo del cerebro, con
Su mano derecha todavía
Inocente que apedrea.
A nuestra sociedad le interesa
Explorar en privado las virtudes del otro lado.
Es posible, querido cadáver
Que revisemos la Ley para admitir el retrato
Como fuente terapéutica particular de la clase media.
Seguir un método nuevo, saber la libertad en el desierto.
De las células prístinas al embrión
Destinadas, existen en la mórula,
Y luego ya más conscientes en la blástula y la gástrula,
Las que la piel van a formar y las neuronas.
Son las mismas de la epidermis
Las células cerebrales, por eso
Se puede decir que como piel
La mente se puede extender y tensar
Y es un pergamino sobre el que escribir,
Y en él está dibujado un mapa, de todos
Los pensamientos y habilidades.
Hoy quiero incorporar a la Ley
La ciencia cognitiva, y saber más de magia.
Versículos cerebrales, moradas de los genios.
Amina:
Pero, joven profeta, sabe
Que denso es y húmedo, y en la actualidad
Explota y se dispersa y es ruina
Donde jugarán niños al escondite y niñas,
E infectos los gatos
Harán allí su misterio y su insomnio.
Novio:
Tengo que ir a administración
para metértelo por el culo, mi diploma
de ángel que recogeré en ventanilla.
Marido:
Mis alas han cogido un tono pardo,
pardo de cansancio y sed de amor.
La materia de estas baldosas
reciba mi columna, permítaseme reposar
y gozar mi falo erecto mientras tanto
acogido por la vagina de la memoria.
Señora:
Tras dejarlos hasta el final
que terminen sus cochinadas
desciendo desde mi dormitorio superior,
que enjoyan los nuevos materiales,
a dispersar el grupo, a proclamar
que todo está olvidado,
que perdono al artista, siempre
con alguna penitencia,
como exponer el artificioso
disfraz de ángel consistente en espejos,
en turbadora circularidad de su aliento.
La manzana podrida, aunque no exista materialmente,
hay que separarla del puesto y cubrir,
con la censura del luto, empañar,
su espejo consistente en violencia.
Epílogo recitado por turnos en los saludos:
Los Ronconi de turno habrán hecho
una de las suyas, el techo salvo pavesas de cal
no se habrá caído; respecto al grupo
de estudiantes que también en lo dicho
habrán estudiado,
ellos en postales que nada dicen
habrán sido con su nombre el teatro vivo.
Inscription à :
Publier les commentaires (Atom)
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire