mercredi 19 juin 2019

Shawarmaness

Tino, permíteme

ya que contigo comunico, al chico de mi clase de primaria
como decíamos en la película que hicimos mi tía, tú y yo
al que llamaban El Huevo
pues parece como que hubieses dado por supuesto que era por su apariencia
los sobrenombres en el Albaicín nunca fueron denigratorios
aunque sean extraños
ese chico no presentaba un cuadro de obesidad ni era pícnico
ni una cosa ni la otra
el sobrenombre, como la trampa del mío de El Conejo
era algo que debía tener su historia
los sobrenombres, al tiempo que enunciaban el carácter de la persona
eran también conceptos y funciones en un juego tradicional que desconozco
pero que con el tiempo he empezado a imaginar
los niños, mis compañeros, a pesar de que sólo cursé en la clase masculina de los ocho
a los diez años y luego estuve integrado en el grupo de niñas, junto Al Carpio, Sanduvete
y claro, mi amigo Manolo Morales, que tenía también gafas y también era hijo de enseñantes
los niños funcionaban al tiempo como cofradía y sindicato
yo fui el delegado y luego con 12 a 13 años el representante de los alumnos en el consejo escolar
fórmula innovadora de democracia
ahora bien, yo veía ya entonces, con desesperación
que mi comunicación con todos ellos 
era precaria, a pesar de mi erudición no comprendía sus códigos ni el sentido orgánico del grupo
y me costaba observar, ya que su mundo me era opaco
aprendí lo elemental, y lo demás quedó dormido, y es en la experimentación de un fake del flamenco donde de alguna forma lo encuentro
con lo elemental, haber tenido guitarras, tener una dharma
y que la responsabilidad comienza por lo vivo, siempre enigmático
más el haber visto bailar a mis compañeras de clase en los recreos y seguramente
aunque eso sigue dormido, cantar a los chavales

me encontré con El Huevo en un vernissage o inauguración
en la galería de más años en la cuesta de San Gregorio
en el Albaicín mismo, en el año 2003
no se me ocurrió mejor cosa que recordarle el mote, que hay que saber decir
porque nunca aprendí su nombre y apellido
me respondió expresivamente si no recordaba que mi mote era El Tonto

tuve que encajar eso, y seguir reflexionando
no recuerdo sino unas pocas identidades, las mencionadas
y otras asociadas a episodios y que establecieron así su vínculo conmigo
el último curso de primaria era Octavo
en mi centro escolar, el Colegio de Enseñanza Pública Gómez Moreno
los niños y niñas de octavo, ya casi adolescentes, enseñaban de alguna forma el sentido final del colegio
a los de Sétimo y un poco a todos
en sétimo y octavo, tuve más relación con mi clase y casi también con la de los niños
pero yo nunca fui pedagogo como ellos de ese juego enigmático de cofradía y verdaderos sindicatos
lo del fútbol todos sabían que lo importante era moverse
recuerdo que eran un asunto masculino para el que los que teníamos gafas también incluídos
así pude ver equipos en los que el Barça y el Real Madrid (lo del Rayo Vallecano nos concernía a todos por igual incluídos los que llevaban gafas, aunque hacíamos "perder" a nuestro equipo de fútbol en el antagonismo del juego, el juego era un juego )
jugaban juntos contra el Barça y el Real Madrid, todo mezclado
por otro tipo de afinidades electivas que se manifestaban espontáneamente o por lotería
sí, yo me llevé un impacto de balón de fútbol en la cara, no recuerdo que nadie de ningún equipo presumiese de ese accidente, 
no me estaba destinado por ellos, ese balón fue accidental y sí puedo recordar el agobio y desesperación de todos

esos serían mis rudimentos de flamenco
ah, en el Albaicín las tortas o puñetazos se daban por enfados puntuales entre dos
aunque sí tuve dos haters que me acosaban, uno en el colegio al llegar, cuando estaba en la clase de los niños y otro del Colegio (concertado) Ave María
al que en un largo proceso iniciativa de Isabel, de que yo aprendiese judo
pude ya en octavo responder y quitarme el agobio

nota bene
el colegio Ave María era mitad público mitad privado
y estaba también en el Albaicín pero incluía al Sacromonte y los pueblos

en el Ave María había un profesorado complejo, con algunos curas
no es claro que hubiese una directiva política única, por eso lo llamo complejo
aunque en el Gómez Moreno ( público ) tampoco hubiese una única opción a la hora de votar

había un correccional detrás del mirador del Cerro de San Miguel
después ha habido un centro para menores con cassier judiciaire
pero en la Cuesta del Chapiz, y con un funcionamiento respecto al barrio muy diferente


es uno de los puntos de arraigo de la música underground actual

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