vendredi 19 février 2010
Oliva y lino
sin palabras una música en mi mano que brinca y decae
cuando medito en la dharma de la pintura en la inspiración
puede ser que cierto sonido permitido te cantase la melodía budista
puede ser que fuese el Gallo el clic clac de un reloj
para llorar, el Perro y el Tigre, el Mono, el Búfalo,
los años vienen a tu puerta, desesperados, pidiendo permiso
adjetivos de todo empujando a la vez en tu semejanza con Buda
femenino y de vidrio arco iris en una romana pintura de cera
confundir el mármol de ambas naciones del rojo color y diferentes astucias de blanco
primer pintor que conocí, Felipe, aún trabajando en tintas de grabado y teselas
el clásico que va cubierto del polvo de olvidar
la enfermedad en lo oscuro de un mirar y de un brazo de tragedia
la dorada sosez de las obras maestras
la repetición de las rosas en una mejilla
sensible a ligeras disminuciones del espacio.
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9 commentaires:
"La dorada sosez de las obras maestras", sí. o que se muestran como maestras sin llegar a serlo. Me pasó ayer en la exposición de los maestros holandeses de El Prado. Que no acaba de ser maestros. Salí tan entera como había entrado. Y eso no sucede ante una obra maestra, ¿no, es así amigo mío?
Las faltas de concordancia se deben a mi teclado, perdón.
El pintor, como dirian los franceses, "se ensaya" o se mide con la "obra de aparato", a todo lo largo de la vida; salvo que tenga la astucia del perezoso...
Desconozco que sea "la obra de aparato", MM. ¿La Academia, quizás? ¿No se desprecia, a menudo, obras que se tildan de "académicas" cuando, en realidad, encierran talento y belleza?
No estaba pensando en la Academia, sino más bien en la obra que quiere deliberadamente ser "obra maestra" y en la que yo mismo a veces he dado en trabajar. Es la obra de aparato, la obra en la que uno pone el máximo de todo.
Respecto a lo otro que me dice usted, yo pienso que hoy día no tiene el mismo sentido hablar de Academia que en el franquismo o en el XIX. Porque la obra académica, en su sentido peyorativo, es una obra escolar, y hoy día lo escolar que abunda por todos lados es el llamado "arte contemporáneo", o sea, fotos de pulgares de los pies, instalaciones de kleenex, videos de agua que corre...
Me gusta coincidir en algo con usted,ja, ja, ja; ese acercamiento a la esencia del arte contemporáneo me ha convencido. Como mera espectadora, ya que no soy -ni pretendo- otra cosa, me enajena la mayor parte de la producción artística contemporánea. Ni me he acercado a ARCO, en parte porque vale una pasta, lo reconozco. No me llama nada ahí, nada me atire ¿se dice así?
¿Quiere saber cómo consolé mi alma después del fiasco de los holandeses del Prado? pues contemplando la pintura histórica del XIX, que quedaba cerca, ya que pronto llamaron a que abandonçaramos la pinacoteda los pocos visitantes que aún quedábamos. Y sí, me consoló, debo decirle. Bien que reconozco (ahí va un galicismo, ¿no?) que esa pintura me recuerda a mis días de instituto y a Doña Emma, la profe de historia que me contagió el entusiasmo.
Mon Dieu! J'ai abusé un peu de votre amabilité, monsieur. Je m'excuse.
Va a ser usted mas escrupulosa que yo, que no me atrevo a chistar sobre los jardineros de Madrid.
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