mercredi 22 août 2012
El sablazo
Tengo más de una amiga (es decir, como mínimo dos) aquí en Paris que debe vivir del sablazo. Poco importa la belleza física o no, las dos se desenvuelven sobre el plano de las emociones. Por supuesto la guapa e inteligente debió juzgar más culpabilizador pasar una noche conmigo, jurarnos eterno amor y todo eso. Pero vaya, es que cualquiera de las dos me habla de problemas de dinero y me agarra por el cuello y entonces soy yo el que tiene problemas de dinero y desde más tiempo que ellas. Porque hay que ver sus mansiones, no les falta nada, y están solitas y acompañadas de una corte de tipos como yo, medio artistas, medio fiilósofos profundos. Cada una por artista o por musa me advierte de las llamas del infierno que me esperan si no frecuento su templo, mentalmente de preferencia. Vamos, me estoy perdiendo, no soy celoso, y menos cuando no ha habido nada. Pero cada una a su manera me hace parte de su amor platónico llegado el momento. Y hay que comprenderlas, puesto que todos pedimos comprensión. No pretendo ceder a la facilidad severa de la misoginia. A mí me gusta la gente así, no lo puedo negar. Es decir, las mujeres, claro. Pues yo creo que soy un misógino con la extravagante tendencia a interesarse por ellas. Doy siempre más de lo que tengo, contra las prohibiciones del sentido común. Porque no soy tan artista, ni tan filósofo profundo.
Inscription à :
Publier les commentaires (Atom)
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire